Las políticas de control de alquiler son regulaciones que limitan la cantidad que los propietarios pueden aumentar el alquiler, con la intención de mantener la vivienda asequible. Los defensores argumentan que hace que la vivienda sea más asequible y evita la explotación por parte de los propietarios. Los opositores argumentan que desalienta la inversión en propiedades de alquiler y reduce la calidad y disponibilidad de la vivienda.