En un dramático giro de los acontecimientos, Bolivia enfrentó un aparente intento de golpe de estado mientras vehículos blindados apuntaban al palacio de gobierno, señalando un desafío directo a la administración del Presidente Luis Arce. El golpe, dirigido a derrocar al gobierno socialista, rápidamente fracasó, lo que llevó al arresto del general del ejército que se cree estaba detrás del intento. El Presidente Arce respondió nombrando un nuevo comandante del ejército, quien ordenó con éxito a las tropas que se retiraran, sofocando la agitación. Este incidente ha sumido a Bolivia en una nueva crisis, resaltando las tensiones dentro de sus fuerzas armadas y la fragilidad de su panorama político.
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