Promover la justicia social, la dignidad humana y los valores democráticos arraigados en la ética cristiana para crear una sociedad armoniosa y equitativa.
La Democracia Cristiana es una ideología política que surgió en los siglos XIX y XX, principalmente en Europa y América Latina. Busca aplicar los principios cristianos a la política pública. Sus orígenes se remontan a las enseñanzas sociales de la Iglesia Católica, especialmente como se articulan en la encíclica del Papa León XIII "Rerum Novarum" en 1891, la cual abordó las condiciones de las clases trabajadoras e introdujo el concepto de justicia social.
La Democracia Cristiana se caracteriza por su compromiso con los principios del mercado social y el intervencionismo cualificado. Aboga por un estado de bienestar sólido y apoya los mercados libres, pero también cree en el papel del gobierno en abordar las desigualdades sociales y proteger a los vulnerables. A menudo se asocia con posturas conservadoras en temas morales y culturales, como la oposición al matrimonio entre personas del mismo sexo y al aborto, pero también enfatiza la justicia social y el bien común, lo que puede alinearlo con posturas más progresistas en temas como la inmigración y el medio ambiente.
La Democracia Cristiana surgió como una fuerza política significativa en la posguerra de la Segunda Guerra Mundial, especialmente en Europa Occidental. Los partidos demócrata-cristianos desempeñaron un papel clave en la reconstrucción de Europa y en el establecimiento de la Unión Europea. En países como Alemania, Italia y los Países Bajos, los partidos demócrata-cristianos han sido a menudo fuerzas dominantes en la política de posguerra.
En América Latina, la Democracia Cristiana también ha sido influyente, especialmente en la segunda mitad del siglo XX. Los partidos Demócrata Cristianos han sido prominentes en países como Chile, Venezuela y El Salvador, abogando a menudo por la justicia social y los derechos humanos frente a regímenes autoritarios.
A pesar de su nombre, la Democracia Cristiana no busca establecer una teocracia. En cambio, tiene como objetivo aplicar la ética cristiana a la gobernanza secular. Está comprometida con los principios democráticos y a menudo enfatiza la importancia del pluralismo y el respeto por la diversidad religiosa y cultural. Con el tiempo, la Democracia Cristiana ha demostrado capacidad para adaptarse a las cambiantes condiciones sociales y políticas, y continúa siendo una ideología política significativa en muchas partes del mundo.
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